Pueblos de Asturias, segunda parte

Cualquier época del año es buena para degustar los maravillosos rincones que ofrece el Principado de Asturias. Lugares que atrapan con su encanto. RIBADESELLA es uno de ellos. Es mar, es montaña y es río. Estas son sólo tres de las razones que pueden llevarnos a visitar el paraíso natural que ofrece esta hermosa localidad marinera que nos impregnará de toda la esencia asturiana. Limítrofe al este con Llanes, al sur con Cangas de Onís y Parres, al oeste con Caravia y bañada al norte por el mar Cantábrico, se encuentra a apenas media hora de otros puntos de interés turístico como 'la Santina' o los increíbles lagos en Covadonga.

Fundada por Alfonso X el Sabio. Fue uno de los principales puertos asturianos del siglo XIX. Cuenta con una población de 6.242 habitantes .

    

El escudo del concejo asturiano de Ribadesella tiene por enseña un escudo partido en dos partes.
En el primer cuartel partido, nos muestra una representación de la Cruz Asturiana de la Victoria.
En el segundo cuartel partido, nos representa una embarcación, en recuerdo de aquellos barcos que salían antaño del puerto.
Al timbre corona real, abierta.
Este escudo fue el que representaron para el concejo los historiadores Bellmunt y Canella para la realización de su obra "Asturias", siendo utilizado actualmente por la corporación municipal, con el único cambio de la sustitución de la cartela por lambrequines, estando timbrado todo ello por una corona real abierta.


El concejo  alberga vestigios de la prehistoria como la Cueva de Tito Bustillo, famosa por sus pinturas prehistóricas y por las huellas de dinosaurio, un santuario del arte paleolítico de visita obligada donde podremos ver y sentir cómo vivían los habitantes de la zona hace unos 25.000 años a través de sus pinturas rupestres y grabados.

 

 Una exposición antiquísima pero moderna a su vez ya que no fue hasta 1968 cuando 'El Pozu'l Ramu' fue descubierto por un grupo de espeleólogos entre quienes se encontraba Celestino Bustillo. Desde julio de 2008, la gruta que asoma entre los verdes parajes tras cruzar el Puente del Sella y seguir por la avenida de Tito Bustillo está incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Cerca de ahí encontraremos La Cuevona de Ardines, un lugar en el que merece parar unos minutos y disparar unas fotografías. Pocos kilómetros más adelante también podremos ver La Cuevona de Cuevas del Agua, una carretera dentro de una gruta natural que es la única forma de paso al pueblo de Cuevas y que nos dejará experimentar una manera diferente de conducir.

Otra de las visitas guiadas nos lleva miles de años atrás en un recorrido por las huellas que los dinosaurios dejaron entre los roquedales de la playa de Santa Marina y en los acantilados de Tereñes en la punta L' Pozu donde se pueden apreciar los fósiles de los antiguos reptiles. Por otra parte, dirigiéndonos nueve kilómetros al este, hallamos la 'Ruta de Los Bufones de Pría' sobre la playa de Guadamia, un espectáculo natural para los ojos.

Además brinda sus espectaculares parajes a los esforzados peregrinos que deciden realizar el Camino de Santiago por la costa. Su población de  habitantes se triplica en verano y Semana Santa. Es una villa de tradición pesquera en la que actualmente faenan entre 15 y 20 barcos de pesca de arte menor, aunque la mayoría de los vecinos trabajan en el sector servicios.

Adentrándonos en el casco antiguo de Ribadesella encontramos la plaza del Ayuntamiento, donde se organizan conciertos de soul, blues, góspel o incluso un festival de jazz el último fin de semana de julio. A pocos metros, podemos visitar los murales de la iglesia de Santa María Magdalena, cuyas campanas suenan a diario, a mediodía con el himno de Asturias y la Salve marinera, que repite a las ocho de la tarde.

El centro de la villa acoge cada miércoles el 'Mercau' semanal, que alterna puestos de productos autóctonos con la venta de antigüedades, utensilios, ropa, libros, calzado, flores y artículos de segunda mano. Pero si desea continuar con sus compras y llevar un pedacito de gastronomía asturiana, la tienda Aramburu dispone de una amplia muestra de productos típicos, desde quesos de Cabrales, embutidos de la zona y hasta un amplio surtido de sidras o licores

Esta pequeña localidad asturiana no solo tiene playa, turismo, piraguas, peregrinos, excelente gastronomía, sino también tradicionales celebraciones. Entre las más reconocidas está el mejor Carnaval de la zona, que atrae a cientos de visitantes de los alrededores. La Semana Santa acoge una procesión nocturna y una representación del Vía Crucis, que concluye con el quemado de las cruces. Otra curiosa tradición dentro de esos días de Cuaresma es la espectacular carrera de caballos que organizan en la playa Santa Marina el día de Viernes Santo. Avanzando hacia el verano nos encontramos otra curiosidad. En las fiestas de la Virgen de la Guía, el primer fin de semana de julio, los marineros salen en procesión con la Virgen por la villa, la embarcan cada año en una nave diferente y se hacen a la mar. Decenas de barcos, casi un centenar, acompañan a la imagen hasta alta mar, donde arrojan una corona de flores al agua. Entonces, las embarcaciones empiezan a rolar alrededor de la corona para implorar la bendición de la Señora de la Guía.

Si después de esta pequeña pausa deseamos un turismo más activo el abanico de deportes de aventura es amplio. Hay muchas empresas que ofrecen alternativas para todos los gustos y bolsillos, desde rutas a caballo, quads, senderismo, rafting, paintball, espeleología, motos de agua... También hay sitio para los surferos en la playa de la Vega, pero por encima de todo lo que no nos podemos perder es el tradicional descenso del Sella. el plato fuerte llega el primer sábado después del 2 de agosto con 'Les Piragües', fiesta declarada de interés turístico internacional y nacida a raíz de una idea de Dionisio de La Huerta mientras realizaba una excursión con sus amigos allá por 1929. Desde entonces, arrastran ya 80 ediciones celebrando el día del descenso del Sella

 

El ambiente se deja notar durante toda la semana con el engalanamiento de calles en Arriondas y Ribadesella y se empiezan a ver las monteras piconas, gorro tradicional asturiano, los chalecos, con el escudo de cada municipio por delante y por atrás azul con la cruz de la victoria, y los collares de flores. Se realiza el hermanamiento de ríos cogiendo agua del Sella y arrojándola en diferentes cauces de España cada año. Ese sábado se procede al desfile y después comienza el esperado pregón. Una vez finalizado, el público canta a coro el 'Asturias patria querida' a orillas del río. Miles de voces que ponen la piel de gallina. Entonces, los palistas salen del puente de Arrionadas a las 12:00h. y en poco más de una hora recorren los 19 kilómetros que hay hasta el puente de Ribadesella, donde espera una multitud y se hace la entrega de premios con las autoridades en el podium, una proa que imita al Bergantín Habana, el barco que antiguamente hacía las 'américas' y donde se puede ver un precioso mosaico con el escudo de Ribadesella y una imagen del descenso.

Esta celebración reúne a tanta gente que es necesario habilitar tres zonas de 'camping' en el instituto, en la zona de la mediana y en el Prau San Juan, aunque antiguamente había acampada libre en toda la villa. Cuadrillas de jóvenes que animan la noche riosellana. Para los amantes de la música electrónica se celebra el festival Aquasella en Arriondas. Y que cierra toda una semana de celebración que solo un pueblo tan encantador como  Ribadesella nos puede dar

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