El Carnaval Asturiano y sus fiestas paganas

 

En Asturias se conoce el Carnaval como el “Antroxu”, aunque dependiendo de la región el nombre puede tener variaciones. Por ejemplo, en Aller y Quirós, se llama ‘Antroxo, en tierras occidentales se dice Antroiro, y entre Luarca y el río Eo dicen “Antroido”.
Todos estos términos asturianos tienen su base etimológica en el antiguo vocablo del castellano “Antruejo”, derivado a su vez del latino “introitus” cuyo significado es entrada, por estar a continuación la Cuaresma

Carnaval es un época festiva que tiene lugar normalmente en Febrero, siete semanas antes del Domingo de Pascua. Tradicionalmente, esta fiesta implica una celebración pública o un desfile combinados con elementos circenses, mascaradas y fiestas callejeras. La gente se disfraza dándole un cambio a sus vidas diarias aunque sea por unas horas.

Estuvo prohíbido durante mucho tiempo en el siglo XX y no se recuperó hasta la llegada de la democracia en los años 80. Hoy en día, se conserva la esencia del 'antroxu' primitivo aunque algunas costumbres se han ido puliendo a lo largo de los años. Lo que no ha cambiado es el deseo por invertir el orden de las cosas, lo que implica actos irracionales, humor desaforado y de excesos, es tiempo de comer abusivamente, así que a los “tragones” que comen en exceso y sin medida, también son llamados “antroxos”. La ironía, la sátira y las coplas se vuelven especialmente malvadas contra los personajes públicos y sus actos.

 

Las fiestas de carnaval traen consigo una época de hartazgo en el comer, anteponiéndose a la Cuaresma en que la abstinencia y el ayuno tomaban su protagonismo. Así el carácter pagano del primero se opone al fervor religioso de la segunda. Esta fuerte influencia de los asuntos religiosos, del ciclo litúrgico, marcaba la despedida a las carnes en las mesas de los hogares asturianos, especialmente a las del “gochu”, en vísperas de la obligada abstinencia pascual.
En las tierras del occidente asturiano se observa claramente ese abuso en el yantar, también en el beber, durante los días del antroxu. Muy típico para los postres es el “rapón” (que se dice rapois en su plural o rapo en el concejo de Boal), muy extendido entre el río Eo y Luarca. El rapón es una torta hecha de maíz y amasada con agua, sal, cebolla y trozos de chorizo y tocino, recubierta con hojas de berza y cocida en el horno.
Por el oriente también el carnaval es una fiesta eminentemente gastronómica. Buena muestra es que las boronas en este tiempo son “preñadas”, esto es, rellenas de chorizo. El postre más generalizado por esta zona son los buñuelos de viento rellenos de crema, o los rustidos, sabrosos trozos de pan remojados en leche y huevo, fritos y rocíados con azúcar.
En el resto de la región los platos más representativos del antroxu se preparan con carnes de cerdo principalmente y por norma general frisuelos de postre (también llamados fereixolos, foyuelos, fayuelas o fayuelos). Estos se preparan con huevo, harina, leche y sal. Antiguamente se tomaban mucho los frisuelos que se hacían de harina de centeno fritos con el unto del cerdo.

Hoy en día los recursos para disfrazarse son más numerosos que en tiempos de nuestros abuelos y sus antepasados. Antes se tiznaban la cara, con hollín por ejemplo, y se ponían unas ropas viejas para celebrar los carnavales. Más adelante aparecieron las caretas de cartón, de tela o de madera con sus clásicos agujeros para nariz, boca y ojos.

 

Son famosos los “zaparrastros” por lo general propios de las comparsas, disfrazadas con harapos o la “destrozona” personaje que interpreta un varón vestido de mujer y provisto de una escoba con la que da escobazos por las calles del pueblo a cuantos se cruzan a su paso. Se hace acompañar las más de las veces de una mujer que se ha vestido de hombre y juntos salen a dar gritos y a proferir insolentes provocaciones. Esta costumbre de invertir los sexos, generalizado en la mayoría de carnavales del mundo, ha sido muy criticada por la Iglesia, por considerarla una actitud excesivamente transgresora de la moral. También eran generalizados los disfraces de animales, con pieles de vaca por ejemplo.

Justo antes del Antroxu, se celebra el Jueves de Comadres, que es el día en el que las mujeres suelen reunirse con propósito festivo y con mucha complicidad femenina. En principio puede que está celebración no tuviera nada que ver con el Antroxu, pero terminaron quedando enmarcadas en tiempos carnavaleros. En su sentido original hacen referencia a personas allegadas, familiares o vecinas. Así celebran las personas compañeras o amigas que en jueves se convidan las unas a las otras, fiesta cada vez más popularizada sobre manera en Pola de Siero y en Gijón, aunque muy generalizada en toda la comunidad asturiana

En Asturias, la mayoria de las ciudades y pueblos celebran el Antroxu. Los más significativos son los de Gijón y Avilés.

El Antroxu de Aviles

En Avilés, tiene lugar el Descenso Internacional y Fluvial de la Calle de Galiana, es una popular fiesta que se celebra durante el Antroxu de Avilés, en la jornada del sábado, en el mes de febrero. El acto, de carácter multitudinario, se ha convertido en referencia del carnaval avilesino y muy característico y diferenciador entre todos los carnavales del norte. El festejo consiste en la fabricación de unos singulares artilugios que simbolicen unas embarcaciones que se deslizan por la Calle Galiana y que navegan a través de un mar de espuma por las calles de la ciudad entre numeroso público que también participa 'regando' a los ciudadanos participantes antiguamente ahora el ayuntamiento los `riega´con mangueras. Los artilugios compiten así por conseguir los premios de la fiesta que votará un jurado según la originalidad, esfuerzo y puesta en escena de las embarcaciones

 

El Antroxu de Gijón 

Comienzan con el popular Jueves de Comadres y se alarga hasta el martes de Carnaval. Durante todos estos días se celebran en la ciudad concursos de disfraces, charangas... pasacalles, el famoso desfile d'Antroxu (Lunes de Carnaval) y la fiesta finaliza el Martes de Carnaval, con la lectura del testamento y el entierro de la Sardina. A finales del siglo XIX se generalizó oficiar el entierro de la sardina, que fue costumbre venida de fuera de Asturias. La Sardina representa la abstinencia, mortificación y ayuno del Miércoles de Ceniza. El Gato era juzgado y condenado por la muerte de la sardina, terminando sus días ahorcado o incinerado.
En Llanes, por el contrario, la sardina no era enterrada sino que se arrojaba al mar desde el Paseo de San Pedro.

 

Este funeral, como todas las celebraciones carnavalescas, tiene una naturaleza satírica y es el colofón perfecto como cierre de varios días de festividades.

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